Archive for noviembre 2019

Sobre encender y apagar luces, sobre cuerpos que quizás se pudran y quizás, sobre el suicidio


     Hace mucho tiempo, alguien me dijo que encender y apagar luces era muy divertido. Yo le pregunté, por qué y me respondió no sé.
     En general, los no sé me enojan. A mí me gusta saber cosas, estén bien o estén mal, me gusta saber cosas. No me gustan los misterios porque ya bastante con que una sea un misterio, y con que los demás sean un misterio, para que también las cosas sean un misterio todo el tiempo. Por lo menos, las cosas tienen la oportunidad de ser una cosa y tener una explicación desde la cosa – o eso decía Marx. Y Lenin. Hay veces en que estoy de acuerdo con ellos, o por lo menos, me creo estar de acuerdo con ellos porque se complace esa parte de mí que quiere llegar a conclusiones. Por lo mismo de eso, de querer saber, me gusta hacer hipótesis y teorías conspirativas.  Así me creo que sé cosas. Pura ilusión la mía, pero bueno, el punto no era el saber cosas, el punto aquí era encender y apagar luces.
     Como ese alguien me dijo no sé, yo me di a la tarea de entender por qué es divertido encender y apagar luces.
     Al parecer lo divertido de encender y a apagar luces es sentir que uno está y no está. Todo cambia cuando hay luz y luego vuelve a cambiar cuando no hay luz y luego vuelve a cambiar cuando vuelves a encender la luz en un mismo lugar y luego vuelve a cambiar cuando la vuelves a apagar. Los ojos se irritan y la perspectiva de lo que hay cambia completamente a cuando los ojos están despejados. Lo mismo sucede con las sombras, por cada encender y apagar la luz, las sombras cambian. Se mueven como viajando, como creciendo, como volviendo a su estado primario; las sombras hay momentos en que se escurren en la luz encendida, hay momentos en que se quedan paralizadas por la nueva interpretación del lugar, tan paralizadas como nos quedamos nosotros tras cada cambio luego de encender y apagar el foco. Para quien está siempre en el mismo lugar, encender y apagar luces puede ser la opción perfecta para viajar, para conocer, para interactuar con las cosas de manera diferente. Ahora te encuentras en Berlín y en un instante pasas de ciudad y lugar y espacio hasta quizás, volverse, lugares distópicos.
     Es lindo todo eso, me recuerda a Lezama y su casa en Trocadero y a Borges y su biblioteca, y a ambos  y su predilección por estar en un solo lugar.
     Pero hay veces que temo quedarme en ese encierro que no es encierro y que, mientras mi mente y mi corazón viajan, se mueven, se trasforman, mi cuerpo, mi cuerpo el que se puede tocar, se empiece a inmovilizar. Primero mis piernas, luego la columna hasta paralizar el cuello, luego las manos, luego los dedos.  Y que luego de que pase eso, se me revienten algunas venas de las piernas y me comiencen a salir escaras en la espalda, y que el pelo me empiece a crecer demasiado y yo detesto el pelo largo, al igual que las uñas largas. Y que luego de todo eso, me empiece a dar sed, mucha sed y no pueda tomar agua y que luego tenga hambre, mucha hambre, y que no pueda comer. Y así, lentamente, mi cuerpo, mi cuerpo el que se puede tocar, se vuelva intocable para todos los demás, excepto para las sombras que cambian y se petrifican y se escurren en la luz, al encenderse y apagarse el foco. Y al final, temo que la luz se quede prendida o apagada. Y que ya mi cuerpo, ni con una vara pueda llegar al interruptor. Y que de repente, los cambios desaparezcan, y todo se quede igual. A no ser que abriera y cerrara los ojos, que los irritara constantemente, para ver si algo pudiese quedar de ese rejuego de luz y oscuridad. Pero ¿y si se irritan demasiado y ya no vuelven a su estado natural? ¿O si no logro que con la irritación aparezcan los cambios? No sé cómo ese alguien no pensó en todas estas cosas. Quizás se dejó llevar y ya. Quizás ya se pudrió su cuerpo. Quizás no. Quién sabe.
     Encender y a apagar luces es una especie de suicidio en vida.


En fin, gracias por leerme. 

1 Comment

Breve conversación con un colega, cubano, periodista. También esto podría llamarse: Y Y Y, Money Money Money


     A propósito de mi último ensayo, él me dice:
- Y es que tú vives de sacar money hablando mal de los filósofos y con eso te das la dulce vida.

     Yo respondí:
- Y es que tú vives de sacar money hablando mal de Cuba y con eso te das la dulce vida.

     Y así vamos todos por ahí, sacando money money, money money, money money.  

En fin, gracias por leerme. 

6 Comments
Con la tecnología de Blogger.