Artwork by: Gabriel Isak
Por
supuesto que lo es. Es fácil, facilísimo. O al menos para mí, fue más difícil tener
veinticuatro. Aunque también debería tener en cuenta, que recién tengo
veinticinco, así que no puedo opinar con precisión. Mejor decir, que fue más
fácil tener veintitrés, que veinticuatro. Pero no más fácil, tener veintidós,
que veintitrés. En general, los veintidós estuvieron bien… pero no tan bien. Yo
creo que la edad más trágica, vuelvo, fueron los veinticuatro, porque tuve
muchos cambios, que como en una composición de Stravinski, fueron in crescendo, in crescendo, hasta que todo se tornó insoportable y no había tocadiscos
con el cual detener la música. Pero igual, ahora reflexiono un poco y pienso en
mis trágicos dieciséis, que fueron de impactos más contundentes, similares a un
puñetazo. No fue fácil tener dieciséis, pero tampoco fue fácil el puñetazo que
me dieron con catorce. Bueno, exactamente no fue un puñetazo. Fue una chica,
Carlota, que en el colegio, me aventó un diccionario por la cabeza. Ya ni recuerdo
la razón, si éramos amiguitas… Pero creo
que los veinticuatro continúan siendo los más difíciles…. claro, si no cuento
los trece, que tuve mal de amores, creo que el único, y me puse muy
decimonónica. Entonces, un día de esos negros, negrísimos (porque con trece,
cada día es negro, negrísimo) me encerré en el baño, con un tenedor. Es que yo
quería cortarme las venas. No sé por qué diablos con un tenedor, pero bueno, el
caso es que me encerré en el baño, toda afectada, y nada más de tocarme con el “filoso”
tenedor, me dolió un mundo y me arrepentí. Decidí pensar en otra forma de
suicidio, porque esa dolía mucho. Luego me olvidé de pensar en ello. Pero
igual. No fue fácil tener trece años.
Hoy,
en la ducha (esta vez, baño sin suicidio incluido), estuve reflexionando sobre
los seres humanos y las situaciones, y el tiempo, y las cosas que no son
fáciles. ¿Ven? Eso es otra cosa que no es fácil: reflexionar. Porque cuando uno
reflexiona, termina escribiendo galimatías (al menos a mí me ocurre eso). No,
no es fácil. Pero tampoco es fácil no reflexionar. Porque para no reflexionar,
necesitarías estar en estado de coma, o ser muy tonto… aunque las personas
tontas son las que más reflexionan (ojo, ¡yo no! ¡Yo no soy tonta!) Bien pues, no reflexionar tampoco es fácil. Otra
cosa que no es fácil, es terminar la Universidad. Creo que por ello, los
veinticuatro me traumatizaron tanto. Porque se supone que uno comienza a ser adulto… o algo así. Y es difícil ese cambio.
Al menos, a mí me faltó el aire. Pero
también a mí me falta el aire con facilidad.
Otra
que no es fácil, es escribir por encargo. No, no es fácil, pues debes redactar
sobre cosas que muchas veces, no te llaman la atención. Pero tampoco es fácil
no escribir por encargo. Pues, si no escribes por encargo, entonces debes
pensar tú las ideas, y deben ser originales. Eso es estresante. No, no es fácil
no escribir por encargo. Otra cosa que no es fácil, es la voluntad de vivir (como
diría Schopenhauer) que nos consume. Para él, éste monstruo terrible (la
voluntad) es la que nos hace desear y desear, y cuando alcanzamos lo deseado,
pues hace que nos sintamos insatisfechos,
porque deseamos más. No es fácil. Yo suelo estar así muchas veces. Deseando y
deseando, incluso digo ¡ay Dios mío, yo quiero tal cosa, o aquella cosa! Y
luego le hago un guiñito, para que no se ofusque por todo lo que he pedido. Pero,
cuando obtengo mi petición, me siento peor, pues ya aspiro a otra cosa. No, no
es fácil. Schopenhauer tenía razón. Pero también la tenía Nietzsche, quien
igual habló de la voluntad, pero esta vez, la interpretó como algo buenísimo.
Es bueno desear cosas y ser capaz de hacer lo que sea por ellas, incluso cosas
no muy correctas. Esto tampoco es fácil. Porque implica que sientes impulsos realmente
atrevidos, a lo Eva, manzana y serpiente.
Yo también me encuentro, a ratos, en este estado positivo de la voluntad, y no
es fácil saber que eres capaz de todo, por algo que quieres. No, no es fácil.
Otra
cosa que no es fácil es ser chino. No, eso definitivamente no es fácil. Y más
difícil lo es para mí, que los detesto y para colmo un montón de gente me grita ¡china,
china!, incluido miembros de mi familia, que saben cuánto odio eso. No, no es
fácil. Eso me deprime en extremo. Pero tampoco debe ser fácil, no ser chino. Al
menos, mi hermana mataría por ser una. Coreana exactamente, pero para mí todo
eso es lo mismo. Y la pobre, sufre un montón por ello. No, no es fácil.
Una
cosa que no es fácil, al menos para los cubanos, es viajar. ¡ESO SÍ QUE NO ES
FÁCIL! Sólo hagan la prueba. A cualquier cubano pregúntele: disculpe señor, ¿qué
usted cree sobre viajar? Y el responderá: ¡Ufff, eso no es fácil! No, no es
fácil.
Tampoco
es fácil ser feo. Y que todo el mundo te grite ¡feo, feo! Tengo amigos que han
quedado marcados de por vida. Pero tampoco es fácil ser bello, pues al bello
difícilmente le prestan atención por lo que es en su interior (como si a la gente
le importara el interior, pero bueno…). No, no es fácil. Pero tampoco es fácil
no tener un criterio sobre la belleza. Como yo, que me trastoqué con la Crítica del Juicio kantiana, y ahora no
puedo discernir sobre lo que es bello y lo que no lo es. No, no es fácil no
saber. Eso es otra cosa que no es fácil: no saber, pues no te enteras de nada.
Yo no sé nada de Game of Thrones. Entonces, en casa, cuando hablan del tema, yo
me tengo que retirar. Sólo sé que hay un personaje llamado Theon. No, no es
fácil no saber. Pero tampoco es fácil saber, porque, mientras más sabes, más consciente
estás de que no sabes. Además, si estás rodeado de personas que saben menos que
tú, pues no solo te deprimes, sino que te aburres (¡y ya basta aquello de
que de todo el mundo se aprende algo! Hay gente de la cual no se aprende NADA).
No, no es fácil. Tampoco es fácil no tener dinero. No, no es fácil. Se pasa mucho
trabajo cuando uno no lo tiene. Trabajo y hambre, que en mi caso es lo peor que
le puede pasar a alguien. Pero también es difícil tener mucho dinero. Y si le
cae a uno así, de repente, si ganas la lotería, o haces una buena venta, es aún
más difícil, pues de repente, no sabes qué hacer con tanto. Entonces, uno
termina angustiado. No, no es fácil.
Otra
cosa difícil, es estar separado de tus seres queridos. No, no es fácil. A mí me
faltan mucho, pues me tengo que cocinar, lavar, no puedo exigirle a nadie cosas
sin sentido, ya no puedo despertarlos a las cinco de la madrugada para
reflexionar, y si quiero una cena
deliciosa, debo ir a un restaurant, pues ya no tengo a nadie que me la prepare.
No, no es fácil. Pero igual no es fácil estar cerca de ellos, pues hay veces en
que molestan mucho, muchísimo, sin contar que no te dejan crecer. No, no es
fácil. Y hablando de familia, he pensado en mi sobrina y en los “nombrecillos”
que siempre le hemos puesto. No es fácil crecer escuchando que te dicen “foquita”,
“perrito”, “chanchito”, “bebecita”, “rosquita”, “dientona”, “gruñona”… No, no
es fácil. Pero tampoco es fácil que no te digan nada… eso suena a que te
ignoran, y es preferible que hablen, bien o mal, pero que hablen. Tampoco es fácil
querer hacerse un té con leche y ver que no tienes azúcar. ¡Eso es horrible! No
es fácil. Pero tampoco es fácil tener siempre azúcar para el té con leche, pues
terminas engordando. No, no es fácil. Tampoco es fácil que tu esposo se pase el
día diciéndote: ¡China, no eres fácil! Eso es, doblemente, no fácil, al menos
para mí. Y quien tenga dudas de por qué no me agradan los chinos, pues que lea
los posts anteriores. No es fácil repetir todas las historias. Y ahí, otra cosa
que no es fácil: hablar sobre los chinos. No, eso no es fácil.
Sobre
todo esto reflexioné bajo la ducha - no suicidio incluido. Pero ahora, mientras
escribo, he llegado a mi última reflexión: lo que no es fácil es tener tiempo
para perder (perdón, pensar) en todo esto. Pero es que la vida es complicada.
Lo fue, lo es y lo será. Solo hay que sopesar. Todo depende de cómo se mire. El vaso siempre va a
estar o medio lleno, o medio vacío. Y si no me creen, pregúntenle a un amigo mío,
artista ese amigo, que acaba de vender, por veinte mil euros, un vaso de agua, o
medio lleno o medio vacío, depende de cómo lo mires (veinte mil euros… no es fácil.
Ese amigo mío es un genio). O también lo pueden ver por la mitad, como lo veo
yo. Y así, no se posicionan en una sola línea, que eso tampoco es fácil, pues
luego no te puedes cambiar de bando... o sí...
Me
he perdido. ¿Por dónde iba?
Y
nada, da igual. El punto es que no es
fácil. ¡Y que hace dos días fue mi cumpleaños! Creo que, realmente, era esto lo
que quería contarles desde el inicio.
En
fin, gracias por leerme.
Es que no eres facil...
No no china, tu no eres nada fácil!!
Jajajaj ahora todo el mundo te va a decir China con tal de molestar