Sobre quejas, banquetes, ampollas y menos de cuarenta horas de trabajo semanales.





  Todos se quejan, se quejan, se quejan. Mi amiguita de Alemania se queja porque pesa veintiocho kilos de más. Mi amiguito de Cuba, porque lo detuvo la policía por estar entrevistando a gente que sabe la verdad. Mi amiguita chilena se queja y aparte de quejarse, se deprime, se desilusiona, se le quitan las ganas de vivir, se pone a hablar con los perros callejeros porque ella es una perra callejera sin hogar. Mi mamá se queja porque no hay aceite, ni pollo, ni nada. Mi papá se queja porque duerme demasiado tarde y nadie le hace compañía a esas horas. Mi prima francesa se queja de que todos los franceses se quejan.
  Está otro grupo que se queja y hace partícipe a toda una comunidad. Mi cuñada se queja en Twitter. Esa es la única forma válida de queja. Otra amiga opina lo mismo; se queja y siempre utiliza imágenes, o memes, o selfies para validar la queja. Mi amigo el cubano-catalán, lo hace en facebook y mis conocidos chinos, crean grupos de Wechat y por ahí se quejan.
  A mí las quejas me provocan hastío. No angustia, porque la angustia aparece cuando el sentimiento es indefinido. Ni miedo, porque el miedo provoca una punzada grande en el hígado.

  Es hastío.

  Es como ir a un banquete y comer hasta reventar y tener deseos de vomitar y no poder vomitar y no poder desprenderse del deseo de vomitar y el vómito no sale. Es como tener una ampolla en la parte interior izquierda del labio y que esa ampolla duela y duela y uno sepa que se debe reventar pero uno se la pase pasándole la lengua a la ampolla hasta que la lengua se entumece porque tampoco puede entiendan no puede reventar la ampolla que se debe reventar. Es como repetir una y otra vez la misma situación situación que tiene cientos de posibilidades de resolución pero que uno se concentra en repetir la misma experiencia tortuosa de la inmóvil situación de la inmutable situación.

  Es hastío. 
  Es aburrimiento.

  La queja aparece por el exceso de tiempo. Una queja necesita tiempo: tiempo para sentirla, tiempo para entenderla, tiempo para construirla, tiempo para que exacerbe la parte narcisista de todos nosotros, tiempo para que nos haga creer que nuestra historia, nuestra opinión ES importante. Mucho tiempo.
  La queja necesita una persona que trabaje menos de cuarenta horas semanales.      
  
  Obviamente, yo me quejo sin parar. Soy cubana, soy filósofa, no me gustan mucho las personas, no tengo la energía suficiente para esforzarme por resolver mis penumbras. Soy una persona ególatra que le encanta vivir en el hastío. Soy muy aburrida. Tengo mucho tiempo. Trabajo doce horas a la semana.

En fin, gracias por leerme.

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7 Responses to Sobre quejas, banquetes, ampollas y menos de cuarenta horas de trabajo semanales.

  1. Anónimo says:

    Interesante reflexión sobre las quejas. Creo que
    Que tienes razón. Igual podría pensarse la queja como una forma de desahogo. Como ir a terapia.
    Me encantó tu texto. Soy tu fan hace varios años!

  2. Anónimo says:

    Yo también soy tu fan. Lo que más me gusta de este blog es que no necesita agarrarse de ningún problema político o social de moda, para estar bien bien bueno y profundo. Eres u a diosa. Te felicito y también felicito a Amanda, alterego de Monique (o al revés, quién sabe) por DIEZ, ese libro tan genial que escribiste.

  3. Anónimo says:

    Ah Monique, yo me quejo constantemente de ti, porque apareces y desapareces, y ya cuando uno está casi acostumbrándose a no tenerte, pues ahí entras de nuevo, y vuelves a sembrar el deseo de leerte, para luego marcharte indefinidamente.

  4. Muy bien dicho, de alguna manera tenemos que decir lo que pensamos o lo que sentimos... todo depende.

    Un abrazo.

  5. EGDM says:

    Exacto. De alguna manera tiene que salir. O no! 😂
    Gracias por tu comentario.

  6. Anónimo says:
    Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
  7. Anónimo says:
    Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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