Les cuento bien, para que entiendan la historia.
Ayer estaba
yo, muy tranquilita, leyendo un libro de filosofía posmoderna (o transmoderna,
pero mejor dejémoslo en posmoderna, porque eso de la transmodernidad es para
gente muy transmoderna, así como burros evolucionados, y nosotros que aún somos
burros normales, no podemos entender). El tema es que, según la autora, el
Tercer Mundo debe responsabilizarse por los actos genocidas y las barbaries
bajo las cuales vivimos; que tenemos que dejar de culpar a Europa por todo lo
que nos ha ocurrido. A la misma vez, Europa, debe dejar de autoflagelarse por
el asunto de la colonización. Porque ya nosotros, los del Tercer Mundo, somos grandes
y debemos concientizar nuestros errores, sin pensar en todo aquello que
históricamente nos ha construido de esta manera. Lo importante es el presente,
mirar el presente, pensar desde el presente; lo demás, no interesa. ¡Ya debemos
crecer amigos! Para contribuir a su tesis sobre dicho asunto, cita a Bruckner
que, hablando de todos los errores del Tercer Mundo, lanza una frase que amé: “el
fascismo en Cuba”. ¡Qué maravilla he encontrado hoy, Dios! ¡Gracias siempre por
darme motivos para que mis ojitos brillen y la lengua se me moje!
Pero no sabía
que a mi noche le deparaban aún más cosas...
Así,
chismeando (porque todo ha sido chisme), me encuentro el siguiente titular: “Ministerio
de Finanzas aprueba el precio del huevo deshidratado en Cuba”. ¿¿¿¿Cómooooo????
– lancé un grito. Oye mira que pasar tantos años en Cuba con problemas con el
comercio de huevos. Y ahora que ya podría comer todo el huevo que quisiera,
ojo, DESHIDRATADO, ¿ya no vivo allá? ¡Qué cosas tiene la vida, carajo! – pensé.
Acto seguido me fui a preparar un huevo frito. Porque cuando un cubano escucha
las palabras “huevo, leche, papa, papel sanitario y pollo por pescao”, ese
cubano siente cosas fuertes en su interior. A ese cubano le empieza a dar una
ansiedad, un cosquilleo en la panza, una necesidad de salir corriendo a hacer
una cola, con la libreta de abastecimiento en mano y una jabita, para no tener
que pagar dos pesos por una… Yo les digo que ese cubano, de veras, se pone todo
loco.
Entonces,
imagínense, así me puse yo cuando vi esa noticia del huevo deshidratado. Y fui
corriendo a hacerme mi huevito para sentirme contenta.
Pero algo
ocurrió mientras lo hacía.
Es que como
siempre, saben que yo reflexiono mucho. Sobre cosas realmente importantes. Y
también hablo con Dios, mi amigo Dios. Y Dios me ha enseñado que todo,
absolutamente todo está relacionado en un sentido conspirativo.
Me percaté de
algo. Hace menos de quince días fue la semana Santa, con la muerte y resurrección
de mi otro amigo Cristo y toda esa fiesta. Luego, los huevos de Pascua. Luego,
leo lo del fascismo cubano, y luego que van a vender por la libre, huevos
deshidratados en Cuba. ¡TODO ESO SIGNIFICA ALGO!
Yo lo sentí así
mientras vigilaba que la yema del huevo no se me pusiera dura. O sea,
piénsenlo:
Muerte de
Cristo – En cuba somos fascistas
Huevos de Pascua – Huevos deshidratados
Pensé en la
primera relación: la de Cristo – Cuba fascista. Y me pregunté, ¿de qué manera entonces,
se construye la raza aria cubana? ¿A lo Vasconcelos y su Raza Cósmica? ¿A lo Nicolás Guillén y su negritud, o a lo Lezama
con el criollismo cultivado y barroco? Y
¿cuáles serían los no – arios cubanos? A mí eso me ha conflictuado mucho,
porque además me pregunto: ¿Y yo, yo que soy? Bueno, un unicornio, pero ¿aparte
de eso? Obvio estoy pasando por alto la idea que se tiene igual de que el
fascismo podría ser cualquier movimiento político que reprima a las minorías, porque
entonces el mundo entero es fascista. Hasta los pollos serían fascistas porque
a los pollos muy amarillos no les gusta mezclarse con los pollos manchados. Yo
hablo del ser ario, de seres
superiores. No sé… no sé…. Porque al final, me parece que la historia de Cuba
en los últimos años, más que un régimen fascista, más que pensamiento ario,
podría asociarse a cómo el pueblo judío, mató a su “elegido”. A mi amigo Cristo
lo mataron crucificándolo. Nosotros, creo que matamos a Fidel, con el poder de
tantas mentes unidas, durante tantos años. Una cruz o un mausoleo… es lo mismo
a la larga.
Cristo – Judíos no - amiguitos de Cristo
Fidel Castro - pueblo no – simpatizante del régimen
La segunda
relación: huevos de Pascua – Huevos Deshidratados. Creo que eso fue que Dios
metió las manos por mí. Porque hace una semana, les contaba en el otro post, de
cómo jamás pude yo experimentar el ritual de los huevos de Pascua en Cuba. En
primer lugar, porque no es una costumbre allá. En segundo, bueno, porque la
verdad, con la escasez de huevos que siempre hubo, ni loco uno puede ponerse a
estar pintando huevitos ni nada de eso. Y hacerlo de papier maché… igual… por
la falta de papel higiénico en algunos momentos, el papel en general es muy
apreciado en Cuba, supongo. Entonces no. ¿Cuál sería, alors, la solución para ese cubano que quiere sentir y conocer el
huevo de Pascua? ¡HUEVO DESHIDRATADO! ¡Y POR LA LIBRE!!! ¡¡¡Ahora sí
caballero!!!! Ya con sesenta y cinco pesos cubanos, se puede armar una Pascua
buenísima allá.
Mi conclusión fue
la siguiente (mientras ya lavaba los platos, porque en todo este proceso me
comí el huevo): YA ESTAMOS LISTOS PARA CELEBRAR LA SEMANA SANTA EN CUBA. Los
cristianos (representado por los seguidores de Fidel) pueden cargar su ataúd y
representar una y otra vez su muerte y esperar a ver cuándo resucita (porque
eso va a pasar…o quién sabe, ya pasó y esté encarnado en el cuerpo de su
hermano). Y luego, para finalizar, se podrá esconder por los múltiples jardines
o matorrales que hay en Cuba, unos pequeños huevos de Pascua, fabricados con un
magnífico huevo deshidratado, que el Ministerio de Finanzas, aprobó como
producto de libre venta, a sesenta y cinco pesos el kilo.
En fin, gracias por leerme.